Sin nombre importante, sin conexiones, sin redes sociales. Soy una persona de mediana edad buscando variar un poco. Una voz cansada y silenciada por el peso de la vida común. Una perspectiva que cada vez se ve menos.
Estamos rodeados de personajes que se han dedicado a ser eso, personajes. Pero de realidad poco. Extremos absurdos se han tomado todas las plataformas irresponsablemente por un poco de atención.
Tener un momento de reflexión y mantener algún valor cuesta cada vez más caro.
Pasamos horas viendo contenido tan inútil como estática: todo procesado, todo explicado, dándole a tu cerebro una impresión de descanso, de desconexión que no es real. Cada vez creamos menos, cada vez aprendemos menos y cada vez interactuamos menos con la gente que queremos, aquellos que crecerán o se irán demasiado rápido.
El tiempo es lo valioso, nuestra vida es tiempo. No lo regalamos nuestras acotadas horas libres a compañías con algoritmos adictivos que no entregan nada.
Ahora olvídate de mi, apaga la pantalla y vive